viernes, 15 de febrero de 2013

Viajar más lejos para volver a casa

Si no escribí en este tiempo es porque no tuvimos grandes cambios en nuestra situación. Estamos en Playa del Carmen, instalados y con ganas de quedarnos por unos meses.

Lo curioso es que La Mimosa nos dejó acá. Pide mimos otra vez. Y de nuevo parece un tema de fondo. Por el momento no la necesitamos así que la dejamos en la puerta de casa.

En medio de esta rutina con aire de mar me sorprende una vuelta del destino: el pasaporte con la visa para EEUU que me habían robado en Panamá apareció cerca de Buenos Aires. Entre mi vieja y mi cuñada lo recuperan y me lo mandan con una amiga que justo viaja a Cancún. ¿Para qué lo necesito? Ni idea. No tenemos planes de viajar. 

Pero justo el día después de recuperar el pasaporte cambian de pronto esos planes: mi tía Marta de Houston nos invita a pasar unos días con la familia. Están por ir mi vieja, mi hermano y mis dos sobrinitas. Esto es lo más parecido a un milagro. 

Es imposible llevar a Martina y no tenemos con quién dejarla. Así que Marti decide quedarse y yo salgo para el aeropuerto.

No puedo creer la secuencia que estoy viviendo. De pronto me encuentro en  un avión rumbo a EEUU. Mi cabeza no para de imaginar cómo será el reencuentro. Durante el vuelo trato de respirar, hacer meditación y relajar la mente. Es el método que me funciona para tomar conciencia absoluta del presente. No me quiero perder nada de lo que pase en los próximos días por esa costumbre tan típica mía de estar con la cabeza en otro lado.

Aterrizo en el aeropuerto de Houston. Sé que su vuelo llega un rato después que el mío y me ubico al pie de una escalera mecánica altísima por la que tienen que bajar sí o sí.

Y al rato los veo. Primero veo a mi hermano Gonzalo, después a mi vieja, y al final a Cati e Isabel. Apuro el paso, ellos también. Mientras los veo bajar le agradezco a Dios este regalo y un segundo después me entrego a la felicidad en un abrazo infinito.

Más de un año sin vernos. Todos los que quiero están conmigo siempre pero no hay nada como el abrazo y el mirarse a los ojos y vernos sonreír de cerca.

Mis sobrinitas están enormes y hermosas. Acaban de pasar unos días increíbles con sus primos Iñaki y Facundo en Orlando. Me cuentan alucinadas todos los juegos a los que fueron y su entusiasmo me alimenta el alma.

Mi hermano y mi vieja están igual, los veo muy bien. Es una tranquilidad. Mi vieja se entretiene adoptando perros y haciendo refacciones en su casa. Gonzalo sigue cada vez mejor con la guitarra. Cati también está aprendiendo y está a full con Facebook y su Ipod. Isabel sigue fascinada con los animales. Sueña con poner un refugio para perros y dibuja cada día mejor.

Después nos encontramos con tutti la parentella Mattioli: mis tíos, primos e hijos de primos que viven en Houston. Una multitud de parientes listos para regalarnos amor.

Así fueron los siguientes tres días: paseos, comidas, brindis, festejos, abrazos, sonrisas, juegos, charlas y la sangre efervescente. Después de tanta felicidad que irradia desde adentro, llega la inevitable despedida. Me imagino otra vez la distancia y pienso que ahora los voy a extrañar un poco menos. O quizás más.

Ya estoy de vuelta en otro avión rumbo a Playa del Carmen. Es hora de volver a casa. Y de pronto, entre tanto viaje, entiendo que ahora, para mí, volver a casa es volver con Marti y Martina. Sea donde sea que estén.

Abracadabra y aparezco en un aeropuerto.

Con Gonzalo, Cati, Isabel, mi vieja Moni y Jo-jo, hija de mi prima Valeria.

Isa recién llegada a Texas.
Cati también llega a Texas.

Y bué, mi hermano también.

Isabel y su "cara de montaña rusa", según una foto que le sacaron en Orlando.




Mi primo Steve, Moni, Jo-Jo, Cati, Gonza e Isabel. Paseo en ferry por la costa de Galveston.

Acá con mi vieja querida en el ferry. Cuántas cosas que aprendí de vos, mamma mía!


Y acá con mi hermano querido. Nunca le pude ganar una pulseada. Bah, una vez.
Sonrisas por todos lados, excepto Isabel que ya pregunta "cuándo llegamos?"





Mi primo Steve nos lleva en un fugaz paseo en el Steve-tours.


Las niñas descubren el techo abierto.

Empiezan a tantear el terreno...

Primero parece que se complica...
 
Todo mundo nuevo es incómodo al principio...
Hasta que en un momento todo cambia.
 


Y así nos sentimos nosotros viajando. ¿Ahora entendés por qué todavía no volvemos? (gracias a mis sobrinitas que me ayudaron a explicarlo mejor)



Gonza, Cati e Isa a punto de entrar a cenar.

Mi tía Marta y parte de la parentella. Noche de sushi y más alegría. Aumenté 5 kgs en un par de horas.


Isa feliz con su toalla de tigre.

Cati feliz con su Ipod y Facebook.
El extraordinario dibujo que me regaló Isa, con Martina y la Mimosa

Saliendo de la casa de la tía Marta para otro día de paseos.



Entrando al museo de ciencias. Al tío Carlos tuvimos que bajarlo de ahí entre varios.


Mi prima Val le explica a Isa el nacimiento de las mariposas

Mi vieja y Gon, difícil que se pongan de acuerdo.

Val con su pareja y Jo-jo.

Con mi vieja en el museo de ciencias. Qué grande que sos, Moni!

Isabel en el mariposario gigante.



Cientos de mariposas revolotean por todas partes. Los niños alucinan. Y los grandes también.





Houston, we have no problem.


Steve disimula el mareo después del giróscopo.

Casi todos juntos, a la salida del museo de ciencias naturales.

En un trencito al zoo. Más sonrisas que me llenan el alma. Ahora puedo tirar otro añito más.

Cati alucinada con el acuario del zoo de Houston.

Cati y Gon buscando a Nemo.

Mis primas Val y Caroline con mi vieja. Un trío de temer.

Cati e Isa con uno de sus amigos que duerme.


Isa cepilla a otro de sus amigos.

Gonzalo y mi primo Freddy en la puerta del ranchito que se armó.
La pile de Freddy me recordó a mi fiel y querida Pelopincho.

El fútbol argentino, presente en Houston, Texas.












En la casa de la tía Marta, mi tío Carlos saca del horno sus tortillas especiales.

Val, mi vieja y comida y más comida Tex-Mex.

Dos de mis sobrinas segundas y mi primo Freddy.


Mi vieja pasa por el autoservice.

Acá con varios de mis primos. Esta noche aumenté otros 3 kgs.

Festejos cumpleañeros que pasaron hace poco o están cerca.



Acá estamos todos (o casi). Gracias familia por tanto amor.

Ahí estamos, más cerca de lo que parece. Hoy, de vuelta en casa, con Marti y Martina.