miércoles, 10 de octubre de 2012

Mar de felicidad



Esta va dedicada a todas aquellas personas que pensaban que no llegábamos ni a la esquina. Por ejemplo: nosotros.

 


Llegamos a Cartagena de Indias, y después de pasar una noche en esta ciudad increíble que merece un capítulo aparte, nos vamos a Playa Blanca, una porción del paraíso que queda a una hora y media en auto o 40 minutos de lancha.

Dejamos a “la Mimosa” a una cuadra del mar caribe y acá vivimos. Teníamos la idea de quedarnos 3 días. Imposible. Llevamos una semana y no nos podemos ir. Es que este lugar te atrapa. Parece otro planeta. Te puede llevar un buen tiempo entender que seguís en este mundo porque cada paso te acerca al nirvana.

Playa Blanca es una costa de unos 3 km de largo con palmeras y poca infraestructura de turismo. Hay bares básicos donde conseguís bebidas frías y platos típicos como pescado frito con arroz y patacones. Te podés hospedar en una cabaña rústica o si traés tu carpa hay lugares para armarla gratis y vivís a 10 pasos del mar.

- Arena: fina y blanca.

- Agua: temperatura perfecta. Te metés sin tener que tomar coraje. Y no podés salir. Desde la orilla es celeste, verde agua, azul oscuro. Desde adentro la ves transparente. A la mañana hay menos olas que en una pileta y a la tarde es un poco más movido. Ideal para hacer snorkel.

Creo que recién acá pude bajar un poco mi insoportable ansiedad urbana y ahora vivo más tranquilo, más paciente. Estamos viviendo sin tiempo. No tenemos idea de qué hora es ni qué día es hoy. De casualidad le pegamos al mes. Da la sensación que estamos en un universo paralelo donde todo tiene otra ley, otra causa y otro sentido.

En estos días tenemos que tomar una decisión. ¿Cruzamos a Panamá y seguimos viaje o vamos pegando la vuelta? El cruce a Panamá es complicado y muy caro porque no hay ruta. Es pura selva. En esa región conocida como "el tapón de Darién" sólo hay senderos perdidos controlados por guerrilleros o indígenas. Si viajás por tierra, la única opción para cruzar es mandar tu auto en un barco de carga y después mandarte vos en avión o en un velero de pasajeros.

Es una decisión difícil. En pleno idilio de Playa Blanca empieza a rondar esta cuestión así que ya vamos bajando de la palmera para mover a Cartagena porque sabemos que ahí vamos a encontrar alguna respuesta.

Por lo pronto, con todo mi amor y humildad, te puedo asegurar que la felicidad -pero la felicidad más auténtica, profunda y duradera- no se busca, ni se compra, ni siquiera se merece. La felicidad se conquista.



Playa Blanca queda en la Isla Barú. Si vas en auto te cruza una balsa de 5 minutos.

¿Por qué no cerrás el Facebook y te venís con tu carpa? 


Estudiando la temperatura del agua con las patas. Veredicto: perfección.


Acá estoy con la perra más feliz del mundo.

Esta foto va para mi suegra así se queda tranquila: tu hija está feliz.

Martina se va a lo hondo, la madre mira preocupada.


Oleaje perfecto para hacer la plancha.

El resultado de pasar horas y horas en el agua.

Acá estamos en la nube de pedos con aroma al mar caribe.
Playa Blanca es la mejor playa de Sudamérica.

Marti, apasionada del agua, con todo el mar para ella.

Mar de felicidad en Playa Blanca, en las afueras de Cartagena de Indias.

Atardeceres increíbles y vida sin apuro.
Esta es nuestra principal actividad del día.

Llegar al mar del caribe era uno de nuestros más grandes deseos desde que salimos.


Confirmado, amigos: la felicidad se conquista.