domingo, 16 de septiembre de 2012

"La Mimosa" para vos


Antes de salir de Buenos Aires nos decían que teníamos que bautizar a la camioneta. Y sugerían nombres como “La soñadora”, “La libertad”, “La correcaminos”… Patrañas! Nosotros preferíamos llamarla “camioneta” hasta que ella sola se ganara su nombre durante el viaje.

Ahora, después de haber pasado por unos 20 talleres mecánicos, de haber sido remolcada o empujada una docena de veces y de haber abierto la tapa del motor en más de 100 ocasiones, notamos que le gusta que le estén metiendo mano bastante seguido por los recovecos y que los mecánicos que recién conoce le susurren que tiene un motor extraordinario.

Entonces su apodo salió solo: “La Mimosa”.
Con ella tenemos una relación de amor-odio-odio-odio-odio-amor. Mal que mal, a los tumbos, esta maldita hermosura nos trajo hasta Bogotá. Acá, algunos curiosos sorprendidos le ven la patente argentina y se acercan a saludarnos. Nos preguntan sobre el viaje y si tuvimos problemas mecánicos.

-No, no, nada grave, sólo detalles. –miento, porque "la Mimosa" escucha, y pienso que quizás negando un poco su pasado le defino de alguna forma su futuro. Es que así es ella, bipolar, ciclotímica. Cansado de mi optimismo inútil ya dejé de preguntarme cuál será el último problema mecánico y en cambio me pregunto cuál va a ser el próximo.

Lo mejor es que adentro estamos cada vez más cómodos. El diseño interior es perfecto, ahí sí que la pegamos. "La Mimosa" es rústica -sin lujos porque el lujo es vulgaridad- y con todo lo que necesitamos. Todavía no puedo creer que hayamos armado esta casa con nuestras propias manos y que podamos dormir bien, comer bien, bañarnos y todo sin problemas. 


Living-comedor: mesa de 60 x 60 que podés sacar al aire libre para comer afuera, igual que las sillas plegables. Excelente vista y mucha luz natural. A la noche le ponemos una cortina para poder dormir hasta tarde.










Baulera: acá guardás lo que se te ocurra y lo que no se te ocurra también entra.











Cocina: mesada de 35 cm x 1 metro que te da espacio suficiente para preparar y cocinar lo que quieras. El agua viene de un tanque de 100 litros que tenemos en el portaequipaje y sale con presión gracias a una bomba que pusimos atrás de la pared.
Abajo de la mesada guardamos todo lo que necesitamos para cocinar. Sobre la marcha tuvimos que agregarle esa madera porque se nos caía todo.
Usamos esta hornalla portátil que funciona con alcohol industrial. Tenemos otra que anda a gasolina pero se nos rompió y estamos buscando un repuesto. Lo bueno es que con cualquiera podés cocinar afuera sin problemas.
M
Marti conoce el secreto para hacer los más deliciosos pochoclos, crispetas, canguil, pororó, popcorn, palomitas de maíz o como quieras llamarlos.















Gracias a este aparatejo llamado "conversor" podemos usar la energía de las baterías para conectar la compu y otros artefactos eléctricos.











Dormitorio principal: camas-cuchetas para aprovechar al máximo el espacio. Acá cuenta cada cm3. Tuvimos que sacar una alfombra que había en las paredes porque daba alergia. La mayoría de las motorhomes tiene colchonetas. Nosotros pusimos colchones de verdad y dormimos 10 puntos. Si querés, la cama de arriba se repliega y se convierte en respaldo de sillón.
Plano general de la cocina y el cuarto. Ahí al fondo de la cama está toda mi ropa. Si abrís esa puerta está el baño, al fondo a la derecha.













Martina tiene su propia cama al lado del comedor. Está tranquila, ni enterada de los problemas, más feliz que nunca, haciendo el paseo de su vida.









Baño: totalmente impermeable, de 80 x 90 cm. Inodoro químico (con un sistema similar al de los buses y aviones). El piso tiene un par de agujeros para la caída del agua de la ducha. Comprobado: con 10 litros te bañás perfectamente. 
Cabina: sector de mando de "la Mimosa". GPS, visión panorámica y termo calentador siempre listo.














Vista desde la cabina: comedor, cocina, dormitorio y puerta al baño. Si nos acomodamos, hay lugar para poner un par de colchones más así que estás invitado. Sumate. Cuando quieras. Te esperamos.


















En “la Mimosa” vivimos desde hace un poco más de 8 meses y seguimos viajando, felices, porque en definitiva ella es como la vida misma: sorprendente, impredecible, indescifrable, a veces injusta, un poco mágica. Y siempre -pero siempre- tiene algo nuevo para enseñarte.