martes, 6 de noviembre de 2012

Que los cumplas muy feliz



Me despierto medio sonámbulo a la mañana y esto es lo primero que veo...


No sé si estoy vivo, muerto, o en el medio. La respuesta me cae un par de minutos más tarde: estamos en una cabaña en la isla El Porvenir.

Es una isla ínfima, de cuatro cuadras de largo por dos de ancho. Es parte de la Comarca Kuna, una cultura indígena autónoma e independiente de Panamá. Está rodeada de playas y agua cristalina. Viven unas 10 personas. Hay dos pequeños hoteles con cabañas, dos lugares para comer algo, un par de casitas y una pista de aterrizaje que va de punta a punta de la isla. 

Después de haber sentido que nos salpicaba la muerte, no puede existir un lugar mejor para nacer de nuevo. Ya estamos "del otro lado". El cruce a Panamá marca un punto de quiebre en nuestro viaje. Decidimos pasar un par de noches acá en parte para recuperarnos de la pesadilla del velero pero sobre todo para festejar el cumpleaños de Marti. Buen momento para contarte algunas cosas nuevas.

Marti está cambiando. Mucho. Crece cada día. Después de haber sido fanática de los asados, se volvió vegetariana. Está evolucionando. De querer una máquina de fotos, un teclado bluetooth para su tablet y un iPod touch como regalo ahora quiere una flauta melódica. Se está curtiendo. Tolera más los insectos, el calor, los problemas cotidianos. Está creciendo. Tiene más conciencia ecológica (cosa que se adquiere inevitablemente al estar en contacto directo con la tierra) y de necesitar todo tipo de electrodomésticos para vivir ahora sabe que puede ser feliz prácticamente sin nada.

Es que en un viaje así te cambia la vida de un día para otro. Cambia el lugar, cambia tu situación, cambia la gente. Y pasan los días, las semanas, los meses. Y entonces el que cambia sos vos.
 
Yo me volví más paciente y más perceptivo. Muchas veces de mi percepción depende nuestro bienestar así que casi por instinto de supervivencia agudicé mi capacidad para leer la energía de las personas con las que tratamos. 
En estos meses nos pasaron cosas como en 3 años y los dos crecimos. Aprendimos. Y cambiamos tanto que no sabemos si podríamos volver a nuestra vida pasada. 

Festejamos el cumple de Marti en una cabaña que está justo sobre el mar Caribe. Imaginate. Con lo que a ella le gusta el agua, festejar nada menos que sus 30 precisamente arriba del mar más lindo del mundo. Estamos en uno de esos momentos en los que miramos alrededor y tomamos distancia para ver nuestra propia realidad y entendemos que no podemos pedir nada más. No nos queda otra que agradecer.  

Ahora tenemos que tomarnos una lancha hasta el continente y de ahí una 4 x 4 a la ciudad de Panamá. Después, a Colón, a buscar la camioneta. ¿Cómo estará "la Mimosa"? ¿Habrá hecho de las suyas en el puerto?


Nuestra llegada a la isla El Porvenir.

En esa cabaña festejamos el cumple de Marti.

Esto ves por la otra ventana de la cabaña.

¿Qué más se puede pedir?

Ya tenemos todo lo que queremos. Gracias.

Muellecito-trampolín.


Se nos acerca alguien y nos regala un par de copas de vino argentino.
Deseos cumplidos. Cumpleaños feliz.


Así es un desayuno perfecto.



La torta se aplastó un poco con los golpes del velero, pero ahí está.

Los isleños pescan pulpo en canoa.


Amanecer en El Porvenir.

De noche, un poco de música en el muelle.


Vamos a recuperar la camioneta para seguir viaje. ¿Cómo estará "la Mimosa"?