miércoles, 11 de enero de 2012

Home sweet home?

Hoy es el último día que pasamos en casa. Me paro en el medio del living y trato de percibir una vez más esa hermosa sensación de paz, seguridad y equilibrio que brinda un hogar. Imposible. Esto es un caos. Cada dos pasos te chocás con una montaña de ropa, cajas de plástico, torres de libros que se desploman, bolsas de contenido incierto y todo tipo de objetos desparramados por el suelo y cuidado, porque algunos pinchan. Si alguien llega a entrar pensaría que hubo un allanamiento. En algún punto habíamos definido un límite: de un lado las cosas que son para llevar, del otro las que dejamos. Pero un par de bolsas indecisas borraron la frontera. Todavía no nos fuimos y ya se nota lejos nuestro hogar dulce hogar.


-Viajen livianos. -nos aconsejaron unos amigos. No creo que lo logremos. Yo pensaba que armábamos el equipaje como para unas vacaciones pero esto se siente una mudanza. 


Es en estos momentos anárquicos cuando me pregunto quién y porqué me metió en esto. Todavía no tengo plena conciencia de lo que estoy haciendo y no tengo claro lo que me motiva para cumplir este sueño, pero por alguna misteriosa razón no puedo parar de hacer todo lo posible por concretarlo. 


Faltan unas pocas horas para dejar nuestra casa y entregarnos por completo a la trama del destino. Ya nos despedimos de nuestros amigos y de la familia. 


- ¿Podemos ir con ustedes? -me preguntaron mis sobrinitos, alucinados con la aventura. Para mí, un indicio de que tal vez ya estemos yendo por buen camino, incluso antes de salir. 


La 1era y la última lista de cosas para hacer.

Mis sobrinitos me dieron el ok

Isabel al volante. Nos vamos.


Martina no entiende nada.