viernes, 4 de mayo de 2012

Chau Lima, muy rico todo

Ya estamos en la ruta otra vez. Tenemos los días contados para salir del país y evitar que la aduana nos confisque la camioneta. Hasta la frontera con Ecuador son 1300 km y en los primeros 1000 tenemos que ir a 70, máximo, hasta que se asiente el motor.

Atrás quedó Lima. Nos deja recuerdos increíbles y es el primer lugar donde nos dieron ganas de quedarnos a vivir por un tiempo. Martina encontró los parques más grandes que conoce, Marti probó todo tipo de postres y pasamos varias noches durmiendo frente al mar en el distrito de Miraflores. Impagable.

Por mi parte creo que terminé mi curso de mecánica automotriz con el método golpiza. De pescado pasé a pez en el agua y te puedo explicar todo lo que necesites saber sobre el block, el cárter, la culata y su empaque, el embrague, los frenos, el alternador, el burro de arranque, la bomba de inyección, la bomba de aceite y la bomba de agua, el cigüeñal, el eje de levas, las válvulas, los pistones con sus aros y camisas, las bielas, las bujías, las rectificaciones en general, los empaques y retenes, el sensor de temperatura, el radiador, las mangueras y los inyectores.

Pasamos Chimbote, Trujillo, Chiclayo. La camioneta viene bien. Justo cuando pensaba que ya estaría saldado mi karma automotriz, se rompe un soporte del motor. Por suerte me doy cuenta rápido y lo resolvemos en un par de horas. Ya tuvimos tantos problemas que tuve que encontrar un método para clasificarlos. Es simple: están los que nos permiten seguir viajando, y están los que nos frenan. Los primeros ya ni me preocupan.

En una estación de servicio nos cruzamos con una pareja de argentinos y en un segundo nos conocimos de toda la vida. Nos sorprende una seguidilla de coincidencias: tienen una camioneta parecida a la nuestra y la armaron con sus propias manos. Salieron de viaje sin rumbo fijo ni fecha de regreso. Él se llama Luis, ella Zulema Marta. Con 70 y 65 años, deben ser nuestro alter ego del futuro.


Seguimos adelante. Varias personas nos advierten por problemas de inseguridad en la región. Hace unos años en esta zona hubo un indulto masivo en un penal, decenas de presos quedaron libres, se dividieron los distritos y ahora exigen cuotas a empresarios y comerciantes para permitirles existir.

En distintos tramos de la ruta nos paran varios policías. Ninguno nos pide documentos. Uno nos pregunta si le conviene ser de Boca o de River. Otro nos dice que la camioneta hace un poco de ruido. Otro nos previene por la zona peligrosa. Y el último nos pregunta cuándo vamos a tener hijos. Más adelante –le contestamos.

Atentos. Ya estamos en medio de esta región gobernada por la mafia así que vamos a tratar de no llamar la atención. Perfecto. Una camioneta gasolera, con patente extranjera, un portaequipaje repleto, un perro inquieto y una pareja de argentinos despeinados pasan desapercibidos en cualquier parte.





La entrada (y salida) del taller en Lima.


Informe del taller con el nuevo trabajo.


Nuestro motor, en pleno armado.


 
Dejá vu en Lima.

El mar, atrás de la niebla.


































  
Vista al mar en Miraflores.








 











  
Ahí estamos, andando otra vez.


















 

 
Sale Lemon pie



 
Heladito auto-service


Entrándole a un "Suspiro limeño"


Tranquila vieja, en casa también comemos bien. 




Chau, Lima. Volveremos.




















Nosotros ahora y en unos años.