jueves, 22 de noviembre de 2012

Sonrisas de la tierra




Puerto Viejo es un pueblito con mar que floreció en el caribe sur. En Costa Rica, muy cerca de la frontera con Panamá. En cuanto entramos al pueblo detrás de “la Flecha negra” sentimos que el lugar ya nos atrae. Algo pasa en Puerto Viejo y se siente. No por nada hay varios centros de spa, acupuntura, meditación y yoga. Tanta movida no puede obedecer a otro motivo más que energético.

Hay mucho turismo, sobre todo de Estados Unidos y Europa. Artesanos, mochileros, surfers, amigos, parejas y familias que se mueven en bici por callecitas de sol. Hay hospedajes, bares y restaurantes de todo tipo, una comunidad de monos que vive en las afueras del pueblo y por supuesto, también está el “Love Hotel”.

Este antro de amor y alegría donde todo puede pasar funciona en una cabaña a sólo dos minutos del pueblo. Es un hospedaje gratis para los viajeros que pasan, sobre todo si son argentinos y más todavía si están en problemas o justos de presupuesto.

En el "Love hotel" vive su anfitrión y fundador, Osvaldo, uno de los tantos compatriotas que andan por ahí. El tipo es una máquina de tirar chistes. El “oveja”, como le dicen, abre las puertas de su cabaña a Belén y Jorge mientras nosotros dormimos en “La Mimosa” justo afuera. Son días de relajación absoluta en esta mágica playa caribeña. Días de llorar de la risa. 

Hace un buen tiempo que con Marti venimos pensando en devolver de alguna manera un poco de esta felicidad que nos rebalsa. Y se nos presenta una oportunidad perfecta: nos sumamos a Belén y Jorge para tratar de aportar algo en su próxima función de títeres, que harán gratis en una escuelita de una comunidad nativa. 

Así, siguiendo las indicaciones de Mario (un psicólogo argentino que vive en el pueblo) nos metemos por el camino del terror, repleto de pozos que convierten a la Mimosa en coctelera rodante, y después de más de una hora llegamos a la escuela. 

Se prepara el auto-escenario. Mientras tanto, nosotros tocamos un poco de música como previa. Los chicos nos miran como extraterrestres. Están contentos, ansiosos, expectantes. Nunca vieron títeres. Jorge y Belén hacen una función magnífica y los pibes alucinan. Es una experiencia muy emocionante para todos. Devolvemos un poco de felicidad y sin querer nos vuelve más todavía. 

Es la mejor despedida de Puerto Viejo. Ahora nos queda una noche más en el "Love Hotel" y después nos espera San José. Sigue la caravana. Sigue el viaje. Por Dios, cómo lo voy a extrañar cuando termine. (si es que algún día termina).


Una de las playas de Puerto Viejo, Martina siempre dando vueltas.

La Mimosa estacionada a unos 10 metros del mar.


Acá estamos los tres, listos para devolver tanta alegría.

Casa de la cultura en el centro de Puerto Viejo.

Otra callecita típica del centro. Sale bici.

Días de relajación. Un poco de música en la playa nunca viene mal.

Parece una cabaña de película de terror, pero es todo lo contrario. Es el "Love Hotel".

El Oveja, un grande, fundador y anfitrión del hospedaje donde todos son bienvenidos.


Interior del "Love Hotel". Con suerte agarrás wifi de un hotel vecino.



Jorge, Mario, Belén y un perro amigo coordinan detalles de la función de títeres.

Nos internamos en la selva con "La Flecha negra" rumbo a la comunidad aborigen.

"La Flecha negra" llega a la escuela.




La obra promueve la participación de los chicos y el trabajo en equipo.

Belén, Marti, yo, Marito y Jorge. Misión cumplida. Todos felices.
 
Despedida de Osvaldo. Algún día volveremos al "Love hotel".

Sigue la caravana de "la Mimosa" y "la Flecha negra". Próximo destino: San José, capital de Costa Rica.