lunes, 21 de mayo de 2012

Caradura o suicida

 
Seguimos en el camping. Relajados. Tenemos mucho tiempo libre y algo parecido a una rutina: nos despertamos cuando no necesitamos dormir más y nos levantamos cuando no tenemos más ganas de estar acostados, alguno va al pueblo a comprar pan y cosas para el almuerzo, elegimos despacio las frutas y verduras (con 50 centavos de dólar te comprás 10 bananas), desayunamos, dormimos otro rato en una hamaca o reposamos a la sombra. Al mediodía preparamos el almuerzo, comemos y a eso de las 3 bajamos a la playa hasta que se hace de noche. Volvemos, tocamos algo de música con la gente de acá, cenamos unas frutas y a la cama, no sin antes luchar otra batalla contra los mosquitos.

En el camping también vive Miguel. Es un payaso con 40 años de experiencia que ahora vende sahumerios en la playa. Viajó por América trabajando en todo tipo de oficios. Dice que en Colombia conoció en persona al mismo Pablo Escobar y cuenta el momento con tanto detalle –como que tenía una remera Lacoste y una pistola tipo Luger 9 mm de oro que suena creíble. Parece que ya quedó atrás su época de gloria como payaso y cuando cuenta sus chistes la gente se ríe de lástima. Ahora no tiene un centavo pero es de los más generosos del lugar. 

En otra carpa está Óscar, músico de profesión. Es un cubano de alma que sin darse cuenta nació en Perú. “En el Callao, el primer puerto peruano” –aclara orgulloso cuando le preguntan. Tiene 52 años pero parece varios menos aunque carga sobre los hombros una vida de sacrificio. Viajó por todo el continente con su música. Habla a los gritos mientras gesticula como si hubiera moscas. Es un auténtico showman.

Un día Óscar me escucha tocar el saxo y ansioso y contento me invita a sumarme a su banda.

-       Ok, me encantaría. –le contesto. ¿Cuándo nos juntamos a ensayar?

-       No, brother, sin ensayo. Tocamos pasado mañana en un bar.

-       ¿Pasado mañana?! Bueno, vemos, no sé. Hace tiempo que no toco. ¿Qué tipo de música hacen?

-       Salsa, latin jazz, pero mayormente salsa. ¿Conoces los temas de Buena Vista Social Club?

Claro que conozco esos temas aunque no tanto como para tocarlos. Desde que vi esa película quiero ser por un rato alguno de esos músicos increíbles. Para mí tocar en una banda así sería un sueño que de tan delirante ni siquiera me dediqué a buscar. Ahora parece que el sueño me vino a buscar a mí.

El problema es que tengo menos salsa que un esquimal, me nombran clásicos que ni conozco, y en 48 hs tengo que tocar para los que más saben de salsa en el mundo: colombianos, venezolanos y caribeños en general que andan de turismo por acá. Una cosa es ser un poco caradura pero esto directamente es ser suicida. Sadomasoquista, mínimo.

Investigo y aprendo que la clave de la salsa es el ritmo, muy similar a otros ritmos latinos que trajeron esclavos africanos, como el candombe uruguayo: tá, tá, tá. Tá-tá. Estoy acostumbrado al pulso de la música a tierra pero en la salsa el acento es al aire. Una concepción bastante diferente.

Algunos de los temas son “El cuarto de Tula”, “Carretero”, “Chan Chan”, “Caras lindas”, “Juanito Alimaña”. Se me cruzan por la cabeza varias opciones para salir vivo, como escucharlos día y noche o hacerme el enfermo y avisar sobre la hora que no voy a poder ir. Voy por la primera alternativa pero sin perder de vista esa salida de emergencia. 


Tranqui, Marti, tranqui.






















Arsenal anti-mosquitos.


















El payaso Miguelito listo para trabajar.



El payaso Miguelito, de civil, y Óscar, el cubano que nació en Perú.