Tenía 8
años cuando tomé la primera comunión y los muy animales de aquel colegio
católico nos regalaron como recuerdo el “Libro de la nueva alianza”, que
contenía el Apocalipsis.
Me lo leí enterito, de punta a punta. Es un libro macabro, repleto de imágenes místicas y sangrientas, como “la luna que se llenará de sangre”, con anuncios de todo tipo de catástrofes, calamidades, plagas y pestes que caerían sobre nosotros “muy pronto”. Los pecadores seríamos juzgados y condenados al abismo de los infiernos y arderíamos por toda la eternidad. Mi ingenuidad infantil estaba lejos -demasiado lejos- de trazar algún simbolismo o refutar esa supuesta verdad divina. Más bien me lo creí todo.
Desde aquel momento y durante varios años tuve un miedo pánico al fin del mundo. Nadie lo supo hasta que el sentimiento se fue diluyendo y sólo cuando quedó atrás se lo conté como anécdota a mi gente más cercana.
Por alguna razón quería estar exactamente en este lugar del mundo, en este preciso momento. Es una forma de cerrar un ciclo personal. En esta zona y en gran parte de Guatemala vivió y se desarrolló la impresionante cultura maya.
Los Mayas fueron extraordinarios observadores del cielo. Crearon un calendario perfecto que sorprendió a científicos de nuestro mundo y marcaron el final de un ciclo de 26.000 años nada más ni nada menos que para.... HOY.
Hay todo tipo de teorías en torno a esto. Desde los que le restan importancia porque dicen que hay más de una versión del calendario hasta los que afirman que los últimos mayas se fueron a las estrellas y ahora vuelven.
Lo cierto es que en esta zona hay todo tipo de eventos alusivos, como una mega fiesta de música electrónica (“The time and space festival”) y un multitudinario encuentro “Rainbow” internacional en Palenque (la “Rainbow family” es una comunidad de miles de personas que promueven la vuelta a lo natural).
¿Qué creo yo? En general soy bastante escéptico pero ahora estoy convencido: estamos ante una revolución de la conciencia, está cambiando la vida tal como la conocemos. Por supuesto, para bien. Menos ego, más amor. Algunos serán testigos, otros protagonistas, y no van a faltar los detractores.
Leí por ahí que a nivel astronómico empieza una nueva era, que nuestro sistema solar está en el centro de la galaxia y que vamos a recibir una tremenda energía cósmica. Así que salí al balcón, a la terraza, al jardín y echale un vistazo a las estrellas. Abrí tu cabeza, tu corazón. Feliz fin del viejo mundo. Y mucho más feliz comienzo del nuevo.
Me lo leí enterito, de punta a punta. Es un libro macabro, repleto de imágenes místicas y sangrientas, como “la luna que se llenará de sangre”, con anuncios de todo tipo de catástrofes, calamidades, plagas y pestes que caerían sobre nosotros “muy pronto”. Los pecadores seríamos juzgados y condenados al abismo de los infiernos y arderíamos por toda la eternidad. Mi ingenuidad infantil estaba lejos -demasiado lejos- de trazar algún simbolismo o refutar esa supuesta verdad divina. Más bien me lo creí todo.
Desde aquel momento y durante varios años tuve un miedo pánico al fin del mundo. Nadie lo supo hasta que el sentimiento se fue diluyendo y sólo cuando quedó atrás se lo conté como anécdota a mi gente más cercana.
Por alguna razón quería estar exactamente en este lugar del mundo, en este preciso momento. Es una forma de cerrar un ciclo personal. En esta zona y en gran parte de Guatemala vivió y se desarrolló la impresionante cultura maya.
Los Mayas fueron extraordinarios observadores del cielo. Crearon un calendario perfecto que sorprendió a científicos de nuestro mundo y marcaron el final de un ciclo de 26.000 años nada más ni nada menos que para.... HOY.
Hay todo tipo de teorías en torno a esto. Desde los que le restan importancia porque dicen que hay más de una versión del calendario hasta los que afirman que los últimos mayas se fueron a las estrellas y ahora vuelven.
Lo cierto es que en esta zona hay todo tipo de eventos alusivos, como una mega fiesta de música electrónica (“The time and space festival”) y un multitudinario encuentro “Rainbow” internacional en Palenque (la “Rainbow family” es una comunidad de miles de personas que promueven la vuelta a lo natural).
¿Qué creo yo? En general soy bastante escéptico pero ahora estoy convencido: estamos ante una revolución de la conciencia, está cambiando la vida tal como la conocemos. Por supuesto, para bien. Menos ego, más amor. Algunos serán testigos, otros protagonistas, y no van a faltar los detractores.
Leí por ahí que a nivel astronómico empieza una nueva era, que nuestro sistema solar está en el centro de la galaxia y que vamos a recibir una tremenda energía cósmica. Así que salí al balcón, a la terraza, al jardín y echale un vistazo a las estrellas. Abrí tu cabeza, tu corazón. Feliz fin del viejo mundo. Y mucho más feliz comienzo del nuevo.
menos ego, mas amor.. vamos por esto! :)))
ResponderEliminarlos amo!!!!
me "encantan" las almas bellas, como no gustar de ustedes!!!! abrazo fuerte y buen dia, dia!!!
Que sigan cumpliendo sueños!!! Por un 2013 con mas aprendizaje y belleza!!! Pura magiaaaaa! A brindar por los hermosos cambios y sorpresas!!! Que siga la fiesta en La Mimosa!!! Chin chin!
ResponderEliminarVivi (Reinachina)